Hace setenta años, en 1948, se inauguraba la torre del agua del barrio Parque del Golf y con ella una obra arquitectónica de realce y un símbolo de Punta del Este. También surgía uno de los barrios más exclusivos y hermosos del balneario, que hasta hoy ha logrado capear con éxito el vendaval de cemento y hormigón que se apoderó de la Península hace ya varias décadas.
No se sabe a ciencia cierta si fue su mentor, el arquitecto argentino Arturo Dubourg o la familia Chaquiriand —propietaria del lugar en aquellos años—, quien bautizó como LAuberge (la posada, en francés) a la gran edificación que escondía en su interior el tanque de almacenamiento de agua potable para todo un barrio y que en su planta baja contaba con un pequeño hotel de diez habitaciones. Un establecimiento que muy pronto se haría famoso por su refinado salón de té, donde se servían —y se siguen sirviendo— wafles hechos en moldes especiales traídos desde Bélgica.
Siete décadas atrás, nacía una de las zonas más elegantes de Punta del Este, en la que Dubourg construyó decenas de grandes y lujosas residencias rodeadas por amplios jardines, que en muchos casos eran y son verdaderos parques. Para Dubourg fue el comienzo de una etapa profesional en la Península, donde a lo largo de tres décadas llegaría a construir más de cien chalets.
Los ideólogos
El empresario uruguayo Pascual Gattás y el argentino Óscar Cadermatori se asociaron para llevar adelante una nueva urbanización lindera al naciente barrio de San Rafael que, con gran suceso, había trazado por entonces el también hombre de negocios Laureano Alonsopérez.
A Gattás y Cadermatori se sumaron el escribano Marta y el doctor Pedro Berro. Todos coincidieron que para realizar el ambicioso proyecto, el hombre indicado era el arquitecto Dubourg, que por entonces ya gozaba de una gran reputación en el Río de la Plata. Entre sus obras más relevantes se encontraban los hoteles Bristol y Claridge de Buenos Aires, además de decenas de lujosos chalets en el barrio Los Troncos de Mar del Plata.
Dubourg era un veraneante asiduo de Punta del Este pero aún no había hecho ninguna obra en el balneario.
Los trabajos para el nuevo barrio comenzaron en 1946 y Dubourg convocó a su colega uruguayo Guillermo Rodríguez Reboratti para que dirigiera las obras. En 1948 quedó inaugurado LAuberge y para 1950 ya estaban prontas las quince residencias de grandes dimensiones de los alrededores de la torre del agua. El barrio había quedado pronto tal cual lo imaginaron sus impulsores. El estilo de Dubourg había marcado para siempre a la zona.
En la primera etapa fueron 15 mansiones de estilo normando con amplias galerías, donde abundan la piedra y la madera. Todas las construcciones están cubiertas por techos de tejas francesas. Los jardines que rodean a las propiedades son muy amplios y componen una postal de extraordinaria belleza y elegancia.
Regalo de cumpleaños
Entre los primeros propietarios de una de esas quince casas originales estuvo el empresario argentino Alfredo Fortabat, dueño de la cementera Loma Negra. En 1955, Fortabat se casó con Amalia Lacroze, “Amalita”. En el primer cumpleaños estando ya casados, Fortabat le regaló a su mujer uno de los chalets de Dubourg. Amalita lo bautizó Aldebarán y veraneó allí —con excepción del “verano caliente” de 1970 declarado por los tupamaros— todos los años hasta el 2010. En febrero de 2012 Lacroze de Fortabat murió en Buenos Aires.
Ignacio Carrera es el actual dueño del Hotel LAuberge. Conoció y mantuvo una larga amistad con Dubourg. Contó a El País que de las quince casas iniciales, Dubourg se reservó una para él: Daffodiles, pero solo llegó a pasar un verano, ya que la vendió ante el aluvión de ofertas que le hicieron.Carrera recordó que, años más tarde, Dubourg se construyó otra casa en el mismo Parque del Golf. La bautizó Grey Rock, el seudónimo que usaba a la hora de practicar uno de sus deportes preferidos: el automovilismo.
Grey Rock no le duró más que un par de veranos, la vendió porque fueron muchas y muy tentadoras las ofertas que recibió. A partir de entonces, decidió que no haría más una casa para él en Punta del Este. Carrera comentó que cada vez que venía a Punta del Este se hospedaba en LAuberge.
“Era nuestro invitado de honor”, recordó.
Padrino de casamiento
Mercedes Jauregui de Gattás, Mecha Gattás, reconocida relacionista pública y promotora de actividades culturales de Punta del Este durante décadas, conoció mucho a Dubourg y mantuvo con él y su tercera mujer, Marilú Avellaneda, una entrañable amistad.
“Fue mi padrino en mi primer casamiento”, contó a El País. Mercedes Jauregui se casó por primera vez con Horacio Pizzorno, cuyo suegro mandó construir la capilla de San Rafael para su boda. Del brazo de Dubourg entró la novia. Años más tarde la amistad se afianzaría aún más cuando Dubourg se casó por tercera vez con Marilú Avellaneda, quien había sido compañera de colegio de Mecha Gattás en Buenos Aires.
Recuerda a Dubourg como “un excelente anfitrión” que daba grandes fiestas en Punta del Este.
“Eran fiestas muy elegantes, pero que no se publicitaban. Contrario a lo que se pueda pensar, era un hombre de bajo perfil”.
Amigo de Adolfo Bioy Casares, con quien jugaba al tenis en Buenos Aires y en Punta del Este, y de un grupo muy selecto de empresarios e intelectuales argentinos y uruguayos, Dubourg dejó una huella imborrable en Punta del Este. Falleció en Buenos Aires el 11 de septiembre de 2003, a los 91 años.
Calidad y respeto
La mayoría de sus cien obras todavía perduran y son una muestra de calidad y respeto por el medio ambiente.
Diseñó además sillas y mesas cuyos modelos aún se fabrican. Él se las encargaba a los carpinteros de San Carlos.
En Parque del Golf, el barrio que él creó, se pueden identificar claramente sus obras. Son casonas rodeadas de enormes y cuidados jardines que mantienen su señorial estilo original y, en muchos casos, hasta los propietarios que son hijos o nietos de los dueños primigenios.
La huella de Dubourg en Montevideo
En Montevideo, Dubourg hizo dos obras importantes que aún se mantienen. La primera es el edificio El Pinar en Pocitos, vecino a la Embajada de Italia, en la calle José Ellauri 1009. La calidad de los materiales y su buen estado de conservación resaltan la nobleza de la construcción. Es un edificio de apartamentos de estilo francés que fue inaugurado en 1955. Su fachada es muy similar a la del Hotel Claridge de Buenos Aires.
La otra construcción, es una mansión en Carrasco que fue transformada, hace poco tiempo, en un hotel boutique. Le Biblo se llama y queda en la calle Acapulco. El doctor Pedro Berro, que también estuvo en los inicios del proyecto Parque del Golf, y que adquirió una de las primeras quince casas en las inmediaciones del Hotel LAuberge, se la encargó a Dubourg al promediar la década de 1950.
En su interior se destaca el salón que alberga la biblioteca, hecha a imagen y semejanza de la del Palacio Legislativo.
Una espectacular residencia de su autoría, ubicada en la Rambla de Pocitos, y que perteneció al ingeniero Isidoro Vejo, fue demolida hace pocos años. En su lugar se edificó el Hotel Hyatt.
Créditos: Diego Fischer (Diario El País)
Fotos: Ricardo Figueredo